viernes, marzo 11, 2005

Quimera

Inconmensurable era su sonrisa, y así también su llanto...
Solía contorsionarse con espasmos de algarabía
Se iba, venia, flotaba, desaparecía
Era un poco vida, y un poco cenizas...
Trajinaba caminos de piedras, y alfombras de terciopelo,
Con la misma forma desgarbada,
No le importaba el hoy, ni el ayer, ni el mañana
Era quien forjaba el tiempo, era quien creaba paraísos
Maldecía, o en realidad, puteaba a diestra y siniestra
La sensación de un beso suyo, perduraba por dias,
Y justo cuando estaba desapareciendo, te daba otro.
Era indomable, era querible, todos la odiaban...
Y ella se les reía, mostrándoles todos sus dientes,
Con una risa llena de pequeñas descargas eléctricas
Si se podía lo hacia, si no se podía lo hacia también,
y después se vería...
sus caricias eran latigazos, sus golpes aleteos de mariposa
su lengua era lo verdaderamente peligroso...
si la veías morías, si no la veías morías por poder hacerlo
cuando llamaba el teléfono sonaba distinto,
sus palabras susurradas eran un arrullo,
con el cual viajaba a mundos distantes...
y todavía estoy en alguno de esos mundos,
Todavía no volví.
Todavía espero que el teléfono suene distinto,
Para acudir a su llamado, y regresar a este mundo.